“Confía”

Víctor

“Simplemente BRUTAL, no se puede explicar, hay que vivirlo”

Lucía

“Siempre, pase lo que pase, Dios te espera”

Azucena

“El retiro que me devolvió la esperanza y a Dios”

Paz

“Familia”

Jorge Alonso

“Ver la vida de otra forma, con sentido”

Sara

“Descubrí a Dios”

Ana

“Volver a amar de verdad y sentir un amor sin límite”

Carmen

“Encontrar mi lugar”

Dolo

“Abrir el corazón”

Lucía

“Me lo recomendó mi hermana. Me cambió la perspectiva que tenía y a partir de entonces estoy más tranquilo y confío más en Dios”

Víctor

“Llegué al retiro porque me veía perdida y una amiga mía me animó. Cambió en cuanto al amor de Dios, ahora lo tengo muchísimo más presente, y no solo le hablo para pedirle, sino también para agradecerle”

Inés

“Llegué buscando encontrar un Dios del que me habían hablado toda la vida y que no encontraba por ningún lado, salí de allí viéndolo en cada persona, en cada mirada y, sobre todo, lo encontré dentro de mí”

Sol

“Yo estaba pasando por uno de los peores momentos de mi vida y necesitaba respirar y darme un tiempo a mí. Desde que hice el retiro, he cambiado mucho, sé que en cada paso que dé no estoy sola, Él está conmigo”

Rocío

“Fui con mi novia solo para ver lo que ocurría dentro del retiro, me fui con una alegría increíble. La verdad es que tardé en asimilar la grandeza de lo que había ocurrido ese fin de semana. Ahora, con perspectiva, lo veo como una de las mejores experiencias de mi vida”

Juanjo

“Fui porque mis amigos me lo habían recomendado con mucha insistencia. El retiro derribó literalmente el muro que era yo para todo el que intentaba llegar a mí (especialmente, mi familia).”

María

“Cuando hice el retiro ya tenía fe, pero desde entonces tengo una fe más viva. Allí se siente por completo el Amor de Dios”

Paloma

“Llegué al retiro siendo la típica practicante que no tenía una relación muy personal con el Señor. En Effetá me di cuenta de que me quiere con locura, de que ha dado la vida por mí y de que, manteniendo una relación con Él, soy verdaderamente feliz.”

María

“Me invitó un amigo que ya lo había hecho. No me cambió la vida, pero si la forma de ver la vida. Doy gracias todos los días por haber ido”

Carmen

“Fui medio obligado por mi madre. Es una experiencia necesaria en la vida, no solo te quitas de en medio de la rueda de la soledad, sino que conoces a personas fantásticas.”

Javier

“Yo nunca había sido muy practicante y Effetá me daba pereza. Hubo una época en que lo pasé fatal y mis amigos me llevaron. Descubrí la misericordia de Dios y pude darme cuenta de que, pese a lo malo, tenía un millón de Gracias alrededor. Desde ese día la esperanza volvió a mi vida.”

Paz